Los quesos fuertes, de sabor muy pronunciado, no gustan a todo el mundo, pero los verdaderos aficionados los adoran.
MUNSTER
Aunque el término fuerte alude a muchos tipos de quesos, la mayor parte son de pasta cremosa, el típico queso frances oloroso. Si se conservan en perfectas condiciones estos quesos son magníficos, pero hay que tener cierta precaución a la hora de incluirlos en una tabla, ya que dificultan la elección del vino. Existen versiones más suaves, pero cuente con que los siguientes van a ser un tanto impactantes: Ami du Chambertin, Epoisses, Livarot, Maroilles y Muster, de Francia, y Limburger, de Alemania.
MAROILLES
Espere lo inesperado. Nunca habrá probado quesos como el Gjetost, de color caramelo oscuro y casi dulce, muy popular en Noruega, o el Liptauer húngaro, un queso tierno muy especiado, condimentado con ajo, alcaparras, anchoas y pimentón.
GJETOST NORUEGO |
Los quesos se pueden aromatizar con un gran número de ingredientes, desde albaricoques hasta salsa Worcestershire y chutney. La mayoría los fabrican las grandes industrias, aunque los artesanos a veces usan hiervas, ajo y especias para aromatizar el queso o para sustituir la corteza. Los más habituales son:
Ajo y pimienta en grano. Los dos agentes clave en uno de los mejores quesos aromatizados, el Gaperon, francés (de la zona de Auvernia), con corteza blanca.
Semilla de comino y alcaravea. Adicionales sencillas pero eficaces a buenos quesos daneses como el Leiden y el Gouda.
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